martes, 14 de septiembre de 2010

Detrás de las tapas de Divididos (Parte 1)

Hoy: 40 dibujos ahí en el piso, Acariciando lo áspero y La era de la boludez.

40 dibujos ahí en el piso (1989)



A finales de los 80 el diseño de cubiertas de discos estaba complicado. El cassete imperaba como formato estandarizado y sus tapas, a diferencia de los enormes cartones de los vinilos, resultaban notablemente incómodas a la hora de llevar a cabo un diseño. Por linda que sea la composición, todo quedaba siempre demasiado chico. En el caso de 40 dibujos la primera edición se realizó en vinilo, razón por la cual la tapa es más armónica cuando la vemos cuadrada. Aunque a simple vista parezca un trabajo de diseño soso, cabe destacar que la composición, realizada por Alejandro Piro es bastante criteriosa para la época. La utilización de tipografía condensada y ultra delgada era un recurso frecuente en la época (sobran ejemplos en discos de Soda), la trasgresión visual de no respetar los ejes verticales y horizontales, cosa que puede incomodar a Doña Rosa, es fiel reflejo de los atrevimientos musicales de su contenido. El fondo, compuesto por un dibujo de hombrecitos rojos y negros, produce un ruido que bien puede reflejar la estridencia musical del trío. Por qué aparece un monigote con media cabeza blanca entre tanto rojo y negro es algo que ignoramos por completo.

Acariciando lo áspero (1991)



El segundo disco de Divididos presenta una tapa algo más austera, con un diseño menos arriesgado que su predecesor. La composición está divida en dos partes por un eje vertical. A la izquierda el nombre de la banda y del disco, a la derecha una ilustración en blanco y negro realizada por Jorge Gonzalo Visñovezky. Allí un hombre vestido de traje y sin pantalones camina mirando hacia una misteriosa puerta a su espalda, mientras deja caer un corpiño con su mano derecha. Habría que ser muy meticuloso para ahondar en significados semánticos sobre la obra (o muy psicólogo). La poesía de Mollo en el interior del disco tampoco es muy explícita, así que algo de coherencia con el contenido debe haber. Se dice que para la tapa se hizo una suerte de “concurso” de dibujo en el que quedó seleccionado el que todos conocemos. En el sobre interno del disco aparecen varios dibujos desparramados (ahí en el piso) por lo que lo del concurso debe ser cierto.

La era de la boludez (1993)




El disco que les permitió el asentamiento definitivo en el mainstream mostraba en su tapa una fotografía (por primera vez) tomada por Alejandra Palacios donde se lo ve a Diego Arnedo en un gesto de comicidad y ridiculez, tratando de alcanzar la cámara. “Era una buena fotografía y la actitud del gesto estaba bien, pero me costó resolver que mi foto iba a representar al grupo” dijo el bajista al suplemento Radar de Página 12, en diciembre de 2008. El tratamiento tipográfico, caótico e imprudente, refleja un contenido arrollador y desprejuiciado en un claro acierto del estudio Ponieman/Murlender, más si se tiene en cuenta que para entonces casi no habían tratamientos digitales como los de nuestros días.

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